sábado, 1 de agosto de 2009

Kemari, el 'fútbol' japonés



Imagino que todo el mundo sabe que el fútbol, ese deporte que levanta pasiones, mueve millones y deja muertos todos los años, tiene un origen inglés. Sin embargo es mucho menos conocido que, en realidad, los deportes que implicaban golpear pelotas estaban muy generalizados en toda Europa; desde el phaininda griego y el harpastum romano, pasando por una multitud de deportes medievales que solían implicar pueblos enteros y que probablemente fueron el germen del fútbol moderno, pero fueron los ingleses los que lo racionalizaron poniendo reglas y estableciendo un terreno, creando una fórmula estándar de aplicación globlal que ha tenido un éxito genuino. Al fin y al cabo fueron los creadores del capitalismo moderno.


Pero lo que sin duda se desconoce es que, en ámbitos no estrictamente occidentales, los juegos de pelota han tenido una extensión menospreciada. Basta con referirse al Tsu Chu (蹴鞠) chino, o al Kemari (蹴鞠) japonés. Aunque la pronunciación difiere, si os fijáis, los ideogramas son los mismos, y vendrían a significar: "dar patadas" o "patear" y "pelota". Significativo, ¿verdad?
El Kemari comienza a ser referenciado sobre el siglo VI después de nuestra era (d.n.e.) y conoció su apogeo entre los siglos X y XVI; y aunque todo apunta a que fue introducido desde el continente durante el periodo Asuka (飛鳥), la disparidad de formas y usos del juego a ambos lados del estrecho de Tsushima, indican otro foco generador nativo (o al menos re-configurador). El Kemari se practica en un terreno de juego de unos 15 metros cuadrados (aunque la extensión varía según el número de jugadores), llamado kikutsubo, que está flanqueado por cuatro árboles (cerezo, arce, sauce y pino) representativos de cada estación. El número de practicantes puede oscilar entre seis y doce, aunque lo normal está entre seis y ocho. Estos jugadores (mariashi) han de pasarse la pelota (mari, hecha de piel de ciervo y rellena de serrín) de manera que no toque el suelo.



Hay muchos aspectos peculiares en este 'deporte'. A diferencia del Tsu Chu, el Kemari será en origen exclusivamente aristocrático (frente a la motivación militar del primero), formando parte de las diversiones cortesanas de la era Heian (平安) en adelante, aunque fue 'descendiendo' socialmente a medida que pasaban las centurias. Además, y a diferencia de la versión continental, tendrá una naturaleza 'no competitiva': el objetivo es pasar la pelota y que esta no toque el suelo, es decir, no hay ganadores ni perdedores. Esto no quita que en caso de ser un excelente jugador se obtuvieran gracias imperiales, pero nunca fue algo estipulado y menos aún cuando el juego se popularizó.


La decadencia se fue prolongando hasta su virtual desaparición, hasta el punto que el emperador Meiji fundó en 1903 una "Asociación para la conservación del Kemari". Tanto esta tentativa imperial, como el estado actual del fenómeno, podemos considerarlo como una patrimonialización de dicha tradición deportiva. Actualmente su desarrollo se relaciona con exhibiciones periódicas generalmente asociadas a templos y festivales particulares; la performance está definida por una imagen y un desarrollo concretos, con escaso espacio para la mutabilidad propia de una tradición, de ahí que la fosilización de los elementos formales (la indumentaria usada es el kariginu, un traje cortesano de la era Heian) y la misma práctica no sean sino una patrimonialización del fenómeno. Ahora bien, una patrimonialización con ánimo 'revivalista', donde se proyectan ciertos elementos vistosos o prestigiosos (como es la asociación específica con la era Heian, entendiendo que la práctica del Kemari se extendía más allá de esta etapa) como deseables desde un punto de vista estético.

Ahora bien, esto no desmerece la re-creación de la tradición del Kemari, como lo demuestra la vigencia del culto al dios Seidaimyojin (de este deporte) que genera festivales en importantes santuarios de Kyôto, hasta el punto de que se han convertido en centros de peregrinación para todos aquellos practicantes de algún deporte que impliquen esféricos, y que buscan un progreso en sus disciplinas. Sin duda, la práctica de Kemari en estos eventos es importante, pero siempre inserta en esa doble variable de exhibición (patrimonio) y culto (tradición) que lo convierten en un objeto de estudio interesante.


Bueno, hasta aquí llega el peñazo. Ahora a disfrutar!!

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