jueves, 20 de agosto de 2009

Las montañas sagradas del Japón: 'El Monte Osore o las puertas del infierno'

Hace aproximadamente una semana que vengo dándole vueltas a una idea, a saber: escribir entradas sobre las montañas sagradas japonesas. No, no es que ya haya llegado el aburrimiento o intente sacar temas de donde sea (ya tendréis tiempo, cuando esté en Japón, de aguantar entradas chorras sobre bebidas curiosas o artilugios imposibles), sino que es un tema que me ha fascinado desde siempre. Mi alta curiosidad por la religión en Japón, y especialmente por el shintô, se vio recompensada hace unos años con el descubrimiento en un libro (a diferencia de los que se hacen en la red, aquellos dejan un duradero buen sabor de boca) de un mapa de las montañas sagradas del Japón durante la era Heian. No se si lo sabréis, pero en los santuarios shintô, se venera un objeto oculto a la vista de los visitantes, que se conoce como shintai (神体) o 'cuerpo del dios', que es donde reside la deidad; cómo no va a excitar mi imaginación y mi interés el que, en ocasiones, el shintai sea una montaña entera.

Pero, ¿qué criterio debía elegir a la hora de presentar estas montañas? ¿De mayor a menor importancia? Dudo que sea posible si exceptuamos el estatus superior del Monte Fuji, así que para evitar complejas e inútiles polémicas, me he decidido por un criterio geográfico: De norte a sur. Aunque decidido a cubrir las montañas sagradas del Japón antiguo únicamente, no descarto abordar las de los 'nuevos territorios' (Hokkaidô y Ryûkyû) en un futuro. Pero empecemos ya: El Monte Osore.




En el extremo norte de la isla de Honshu (本州), se encuentra la península de Shimokita, en la actual prefectura de Aomori. Prácticamente en el centro de esa península de peculiar forma, se haya el Monte Osore (恐山), cuya traducción, 'Monte del Miedo' o 'Monte del Terror', dan una idea aproximada de con qué se asocia; y es que se considera al Monte Osore como la 'entrada al infierno'. Incluso hay un riachuelo que desciende hacia el vecino lago Usori, que equivaldría al Río Sanzu, una suerte de Aqueronte nipón. Una reputación que se refuerza debido a la actividad volcánica del lugar, donde charcas hirvientes y vapores sulfúricos surgen por doquier, y el paisaje de escoriales pétreos dan una desoladora imagen del lugar. Frecuentemente bolsas de gases nocivos se desprenden, poniendo en riesgo a los visitantes, por eso se recomienda pasear sólo por las zonas acotadas, no saltarse las normas de seguridad y abandonar el lugar al menor síntoma de mareo.






El principal centro cultual del Monte Osore es el Bodaiji, un templo de la escuela budista Soto Zen, que preside y organiza la festividad del Itako Taisai. Dicho festival, que se celebra del 20 al 25 de Julio, tiene en el kuchiyose su principal actividad. El kuchiyose es un ritual por el cual las itako, mediums tradicionalmente ciegas, ponen en contacto a los fallecidos con sus familiares o simplemente transmiten mensajes del más allá. De hecho este ritual debe ser muy antiguo, pues ya en el Heike Monogatari (s. XIV) la norteña región de Mutsu era conocida por sus mediums.



Otro templo budista, el Entsuji, fundado en el siglo noveno, tiene como objeto consolar el alma de los niños no nacidos o muertos antes que sus padres, con la consiguiente abundancia de estatuas de mizukojizo (水子地蔵) y reforzando así la relación que dicho monte tiene con la muerte.



No sé vosotros, pero yo estoy deseando visitarlo.

1 comentario:

  1. Precioso post, nunca había oído hablar del monte Osore y la verdad es que me han entrado ganas de ir ahí.
    Me ha encantado la foto del templo Entsuji, y eso de consolar el alma de los niños no nacidos... ^^

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