lunes, 10 de agosto de 2009

Ser un 'haafu'... (2ª y última parte)

Ser un haafu en Japón no es fácil. A priori, y a tenor de la moda vigente, ser haafu es ser kakkoii (guay, 'cool') en el caso de los chicos o kawaii (mona) en el de las chicas, gozar de bastante popularidad y representar estereotipos de virilidad/deseo sexual o fortaleza física ampliamente envidiados e incluso quirúrgicamente perseguidos (arreglos de ojos y nariz por ejemplo). A la mínima habilidad que tenga el sujeto (y muchas veces sin tenerla), puede proyectarse artísticamente, pues estos 'especímenes' están altamente valorados en el mercado mediático nipón. Pero ellos nunca serán plenamente japoneses y siempre serán medio extranjeros. El haafu anónimo ha de soportar incesantes preguntas sobre su estatus (incluso por parte de perfectos extraños), sobre la procedencia de su 'disfuncionalidad' ("¿quién era gaijin, tu padre o tu madre?"), y un sinfín de situaciones que permanentemente le recuerdan su posición periférica dentro de la sociedad japonesa. En Japón, el haafu o es una celebridad, o siempre permanecerá a un lado cual exótica rara avis de vistoso plumaje pero sin ninguna utilidad aparente. Aún más, los haafu no hacen sino navegar en un océano de indefinición ante la imposibilidad de una total aceptación, que les produce un cuestionamiento existencial continuo y no pocos problemas de convivencia. Los haafu son vistosos, atractivos, pero definitivamente no son decisorios dentro de la sociedad japonesa.


El mismo deseo de homogeneidad (más que un mito es un desiderátum) hace que los mestizos (ainoko -間の子- o konketsuji -混血児-, ambos términos de cierto carácter despectivo, especialmente el primero) sean definitivamente considerados 'medio extranjeros', antes que 'medio japoneses', y consecuentemente apartados del núcleo sin llegar nunca a "formar parte del club". Los verás en la tele, pero no en mesas de administración, ni en cargos políticos: seguirán siendo 'mitad extranjeros'. Hasta hay un término para aquellos que son un cuarto extranjero, kuotaa, llevando la diferencia hasta una segunda generación. La no inclusión activa y participativa dentro de la sociedad japonesa conduce, irónicamente, a adoptar un mismo proceso de activación identitaria en torno a su condición de haafu, es decir, tienden a formar grupos donde la 'mitad extranjera' no es importante siempre y cuando se tenga. Ahí se sienten cómodos, pero sobre todo se sienten comprendidos, y recrean algo típico de la cultura japonesa de todos los tiempos: una sociedad dentro de la sociedad. Asimismo hay un movimiento (más entre los sectores políticamente correctos, que desde los mismos individuos afectados) que reivindica un término menos excluyente, daburu (del inglés 'double'), pero que inevitablemente sigue haciendo patente el carácter singular de su procedencia, y no una integración real. Pero lo más paradójico de todo, es que son comunmente 'envidiados' por los kikokushijo (帰国子女), japoneses 'de pura cepa' pero nacidos y criados en el extranjero que vuelven a Japón y, tras un período de 'cuarentena' social, son readmitidos en el seno del Dai Nippon. El motivo de dicha envidia es el estatus de relativa 'libertad' de la que gozan los haafu, debido a su posición periférica, mientras que ellos han de perderla ante la asunción de unas cargas sociales en las que no han sido criados.


Alguien dijo una vez que de ser un país occidental, Japón entero sería carne de psiquiátrico; yo no iré tan lejos, pero sin duda los conflictos identitarios entre todas estas tipologías de 'extranjería' entrañan unas presiones y una rigidez de marco social notables. Por mi parte, seguiré disfrutando de las payasadas de Becky, de la voz de Namie Amuro, de las artes amatorias de Maria Ozawa (desde un punto de vista fílmico, por supuesto), de la magia de Cyril Takayama, y de las proezas de tantos y tantos otros haafu que brillan en esa contelación que es la televisión japonesa. Y espero que vosotros también lo hagáis.


Fuentes:

http://www.japanaddicted.com/index.php?name=News&file=article&sid=3097

http://www.japantoday.com/category/commentary/view/half-and-haafu

http://www.peterpayne.net/2008/05/haafu-half-japanese-pinnacle-of.html

http://silentseas.wordpress.com/2006/07/19/the-life-of-haafu/

http://www.kreuzungsstelle.com/HAAFU%20or%20DABURU.html

http://buyo.blogspot.com/2005/09/being-haafu.html

6 comentarios:

  1. De verdad quieres irte a vivir a un país donde nunca te aceptarán como uno de los suyos y te mirarán siempre por encima del hombro?para ellos eres un bárbaro, ni haaifu ni na, extranjero-al-que-hay-que-marginar(seguro que tienen una palabra pa eso). Tendrán muchas cosas buenas, pero no me gusta nada lo endogámicos que son.Kovidara.

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  2. Muy buen post Okitsune, Felicidades!
    Las aceptaciones a los extranjeros estan en todos los paises, no solo en japon. Este es un fenomeno social que poco a poco se esta acoplando mejor y ayuda a los "haafu" a integrase mejor.

    Nosotros en cambio, a la persona de piel oscura lo llamamos "negro", a la que tiene los ojos rasgados (no importa de donde sea) le llamamos "chino", si es arabe le llamamos "moro" y si es sudamericano le llamamos "sudaca". Asi que no tenemos motivo para juzgarlos por catalogar a cierto tipo de personas las cuales son un poco diferentes a ellos siempre y cuando haya respeto y aceptacion en la sociedad entre ambas partes.
    Es solo mi opinion

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  3. Como diría Jack el Destripador, vayamos por partes...

    A mi me gusta mucho la cultura japonesa, y está en mi línea de investigación, luego ir a Japón es una consecuencia lógica tanto de mi apasionamiento como de mi interés académico-profesional.

    Además, creo que ´no has entendido del todo el post... No se trata de que marginen de una forma hostil, ni creo que deba aplicarse esta actitud a la totalidad; con esto quiero decir que es un pueblo celoso de su acerbo cultural y étnico, y que tienen mecanismos desde muy antiguo para salvaguardarlo. Me explico, lo hacen de una forma 'natural', en muchas ocasiones más movidos por el temor que por la animadversión, y en cualquier caso yo voy a relacionarme con un entorno académico, muy consciente además de las dinámicas sociales (serán antropólogos), e imagino que estarán más a salvo de ese tipo de prejuicios.

    Pero, sobre todo, esto es una idea que he desarrollado después de leer artículos y blogs. Es decir, que no tengo idea de cómo es la realidad de primera mano, y puede que esté patinando. Por ello pido cautela y disculpas.

    De todas formas, me parece que no hay sociedad que esté a salvo de prejuicios, así que tampoco hay que torturarse ni aplicar estructuras morales propias a sociedades que tienen unas bien distintas... Y eso si que es un ejemplo de prejuicio.

    En fin, espero que sigas visitando mi blog y comentando. Siempre agradezco la discrepancia.

    Saludos!!

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  4. Mi comentario iba por Anónimo-Kovidara; lo digo para que no haya malentendidos.

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  5. Hola, soy lo que allí llamarian un haafu, con una diferencia: nací y vivo en España.

    Okitsune, eso que comentas de que allí un haafu ha de "soportar incesantes preguntas sobre su estatus sobre la procedencia de su 'disfuncionalidad' ("¿quién era gaijin, tu padre o tu madre?")" te aseguro que yo lo he soportado toda mi vida en España, desde entrevistas de trabajo, a desconocidos que a la mínima que intiman un poco se creen ya con derecho a saber mi arbol genealógico.

    Es gracioso ver que con 33 años, no he visto demasiada disminución en ese coñazo de conducta. En muchos casos, sacian su morbo con la preguntita de marras, y luego no me vuelven a dirigir la palabra.

    El mass media se llena la boca con palabras de mestizajes y mandangas, pero tanto allá en Japón como aquí en España cuecen habas: los mestizos son bichos raros que nunca son aceptados 'inconscientemente' en ningún grupo étnico.

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