viernes, 14 de agosto de 2009

Yasukuni, el santuario de la discordia

Imagino que casi todos hemos oído hablar del santuario de Yasukuni (靖国神社). Es un santuario shintô, y fue escogido por el emperador Meiji para conmemorar a los caídos en la guerra de Boshin, que dio lugar a la Restauración Meiji. Desde entonces en él se venera a los caídos por el Emperador, especialmente en las guerras, y se estima que 2.466.000 de hombres y mujeres residen como kami en dicho santuario. Aquí hay que hacer algunas apreciaciones. Si bien el término kami se traduce normalmente como 'dios', lo cierto es que suele designar a un espíritu o fuerza espiritual de cierta consideración, más que la concepción occidental de 'dios'. La conversión de personas en kami no es nueva en absoluto, y es algo que se ha venido haciendo desde tiempos prehistóricos: un líder, un guerrero, un 'santo', un letrado de elevada erudición, todos ellos pueden llegar a convertirse en kami y ser venerados en un santuario (a veces por todo el país). Una concepción general tanto de la conversión en kami como de la misma muerte en Japón, es que los actos deshonrosos o malvados quedan normalmente borrados o limpiados. Más aún si se llevan a cabo las ceremonias de purificación de rigor. Hay que recordar que cuando un samurai deshonraba a su familia o a su clan, en función de la falta se le ofrecía la oportunidad del seppuku para limpiar su honor y el de su familia.


Si existe esa concepción, ¿cómo puede originar tanto revuelo la visita de un mandatario nipón al santuario de Yasukuni? Pues por la simple razón de que en dicho santuario se veneran las almas de catorce criminales de guerra. No obstante me permito hacer una diferenciación entre la crítica externa y la interna, a la hora de abordar el escándalo que origina este santuario.





Los primeros en estallar en críticas son el gobierno chino y sus homólogos coreanos, que aprovechan la más mínima circunstancia para echar en cara las atrocidades del imperialismo nipón. Lo habitual es que se quiera ver en la visita de un primer ministro japonés al santuario de Yasukuni un reavivamiento del sentimiento militarista que llevó al Japón a ocupar media China y a meterse en la Segunda Guerra Mundial. Un factor a considerar es que dicho santuario se ha convertido en fetiche de los grupos ultraderechistas y la yakuza, lo que ha podido ser tanto una causa como una consecuencia de las airadas protestas de los vecinos asiáticos. Lo cierto es que son muchas las razones para que los países antedichos fueran más comedidos, en virtud de violaciones de derechos humanos que se han producido en el pasado o se están produciendo en el presente... En el caso coreano, baste recordar la cruel dictadura militar en Corea del Sur y la ausencia de derechos laborales; por no mencionar el estado pseudo medieval represeivo que mata de hambre a millones de personas y que conocemos como Corea del Norte. En el caso de China, empezando por Tiananmen y la 'Revolución Cultural' y acabando en la represión de tibetanos y uigures, los crímenes son innumerables.


Esto no es un 'y tu más', porque es una actitud que no conduce a ninguna parte, pero además de valorar la honestidad de estos gobiernos a la hora de tratar el tema de los derechos humanos, la anterior reflexión conduce a la constatación de que detrás de las críticas, se esconde algo más que el escándalo de venerar a los millones caídos por Japón, aunque haya criminales de guerra (catorce) entre ellos. Hemos de suponer que además del 'revanchismo' (que existe, y en Europa facilitó el auge de los fascismos), hay motivos políticos, económicos y estratégicos detrás del permanente chantaje diplomático y emocional que se les hace a los japoneses (la disputa sobre las islas Senkaku (Diaoyu en chino) o sobre Takeshima (Dokdo en coreano), son un ejemplo).


La actitud en casa es diferente. Por supuesto no faltan voces de liberales dispuestos a achacar la asistencia a este santuario a una complicidad con los sectores más conservadores y nostálgicos del país, pero el grueso de las críticas van en otra dirección. Los santuarios shintô, así como cualquier cosa relacionada con el antiguo culto estatal al emperador, queda tras la ocupación estadounidense absolutamente desligada del estado japonés; de esta forma la mayor parte de las críticas procederán de aquellos que ven en las visitas de políticos al santuario, una ruptura de la separación entre estado y religión. A pesar de estas apreciaciones, lo cierto es que los visitantes de alto rango político a este santuario, se han cuidado mucho de realizar los rituales habituales y han enfocado más su visita al homenaje a los caídos (como en el caso de las ofrendas florales en occidente al 'soldado desconocido'). Una segunda crítica provendrá de aquellos que ven precisamente peligrar la imagen de Japón en el exterior; es decir, lo importante es mantener una imagen internacional impecable y no poner en riesgo las relaciones con los vecinos, antes que valorar el propio acto en sí.





No pretendo negar que existe una evidente vinculación entre el santuario de Yasukuni y la extrema derecha, lo cual, por cierto, se ha producido por haber gestionado mal desde un primer momento su carácter de memorial de guerra. Ya desde el principio el propio Emperador Hirohito se opuso a la inclusión como kami de los catorce criminales de guerra, y desde entonces ningún representante de la familia imperial ha pisado el santuario; a lo que hay que añadir el expreso deseo del actual Emperador Akihito de venerar a los caídos en algún lugar que no sea dicho santuario. Esta intención se ha visto recogida por el principal partido de la oposición, el PDJ (Partido Democrático del Japón), que ha incluido entre sus propuestas electorales la erección de un nuevo lugar en el que se puedan honrar a las víctimas sin connotaciones religiosas, ni de 'otro tipo'. Lo cual, en mi opinión, es lo mejor que puede pasar no sólo para acallar las protestas de chinos y coreanos, sino también para desactivar la asociación política que se hace de dicho santuario, permitiendo que cualquier persona presente sus respetos y venere a estos kami si religiosamente se siente inclinado a ello, y sin que tenga que verse cuestionado.


Y vosotros, ¿qué opináis?

2 comentarios:

  1. Yo estuve ahi el año pasado y este año, y es un sitio muy bonito, y creo que aun lo es mas cuando los sakura que tiene estan en flor.
    He visto los tipicos fachas paseandose con la banderita de Japon y los tipicos hombres mayores que participaron en la guerra supongo.
    Yo creo que en todos los paises hay fachas y hay radicales, hay militares o promilitares, hay gente que se cree superior,etc...es inevitable.
    Cuando estuve ahi mi marido rezo ( le grabe en video) y me invito a hacer lo mismo, pero yo le dije que no, primero porque soy vergonzosa y salvo en Asakusa nunca he rezado delante de nadie( pero en Asakusa hay tanta gente que no llamas la atencion jajaja)porque odio que mientras yo rezo todo el mundo me mire, segundo porque yo sabia del caracter nacionalista de este templo, y me preguntaba hasta que punto tiene derecho una extranjera a rezar o pedir algo en un templo asi, donde se supone que los japoneses ahi honrados odiaban a los gaijines o al menos los tenian de enemigos en la guerra (si le pido algo a alguien asi tu crees que me lo concedera?mas bien creo que me querran fastidiar desde el mas alla jajaja), y tercero porque habia un guarda todo tieso a pie de donde se reza, vigilando que nadie hiciera nada deshonroso a los alli conmemorados supongo...asi que me daba mucho palo que precisamente una gaijin se pusiera a rezar en un sitio donde se honra a los que lucharon contra ellos.
    En fin, igual es mucha paranoia mia, pero como que no me apetecia...

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  2. Entiendo lo que dices, porque todas las condicionantes deben imponer, pero yo sí rezaría, aunque por el descansos de esas almas más que nada. En realidad, en Japón no son nuevos los santuarios a los caídos en las guerras, recuerdo haber leído acerca de templos y ceremonias para pacificar las almas de los muertos en la invasión mongola durante el siglo XIII... Y se rezaba tanto a japoneses como extranjeros, lo que pasa es que eran templos budistas.

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